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Unidad Educativa San Andrés Centro

EDUCACIÓN DE CALIDAD CON CALIDEZ FRANCISCANA

    El 06 de Diciembre del año de 1534, Sebastián de Benalcázar funda la ciudad de San Francisco de Quito, y apenas al mes y medio de esta gesta, dos religiosos franciscanos de su comitiva: FR. JODOCO RICKE Y FR. PEDRO GOCIAL, colocan los cimientos del convento de San Francisco de Quito.

    Fray Jodocko Ricke, natural de Gante y primo del Rey de España, es un religioso de notable cultura, gran teólogo, versado en bellas artes, eminente astrólogo, arquitecto y hombre de gran santidad, que por petición del rey vino a evangelizar el Nuevo Mundo. Se propuso llevar el mensaje de Cristo a los indígenas a través del arte y la cultura, y movido por este impulso, utilizó los talentos naturales de los indígenas para desarrollar sus capacidades artísticas y encaminó su proyecto por el campo de la educación.

    Así nace en el año de 1.551 la Escuela “SAN JUAN EVANGELISTA “, la primera de la Colonia y de las primeras de América, que cumple su misión formadora con singular suceso y admiración hasta el 04 de Septiembre de 1.556, año en que se convierte en el REAL COLEGIO “SAN ANDRES”, en honor al Virrey del Perú, DON ANDRES HURTADO DE MENDOZA, quien ordenó a Gil Ramírez Dávalos que con la colaboración de Fray Juan Cabezas de los Reyes, Fray Jodocko Ricke y Fray Francisco Morales fundaran el Colegio “San Andrés” para beneficio de los hijos de los caciques y de los niños pobres, tanto de los conquistadores españoles como de los mestizos.

    Los objetivos educativos eran básicos: enseñar la Doctrina Cristiana, a escribir, a leer y a cantar. La enseñanza dada por los frailes, con amor y cariño, permite que aprendan a tocar el órgano, las chirimías (clarinetes), flautas, trompetas, sacabuches (trompetas de vara), clavicordios e instrumentos de cuerdas y formen coros de indudable calidad artística. También se capacitan para el trabajo en albañilería, carpintería, tallado, escultura, herrería, sastrería, barbería, fabricación de tejas, ladrillos, platería, pintura, construcción de acueductos y otros oficios necesarios para satisfacer las demandas de la naciente sociedad, demostrando así el genio de la raza indígena.

    Los primeros Profesores, al no dudarlo, fueron españoles, porque así lo dice claramente el informe del año 1.568 de Fray Juan Cabezas de los Reyes. Algunos nombres son los siguientes: el bachiller Agustín de Vega, catedrático de gramática; Andrés Laso, maestro de canto y tañido de chirimías, flauta y tecla; Baltasar Núñez, profesor de gramática; un maestro Becerra (de quien ignoramos el nombre) profesor de canto y un maestro Alarcón (no se conoce el nombre) profesor de gramática.

    Entre los religiosos profesores del Real Colegio “San Andrés” podemos citar a los siguientes: Fr. Jodocko Ricke, Fr. Pedro Gocial, Fr. Francisco de Morales, Fr. Juan Cabezas de los Reyes, Fr. Pedro Rodeñas, Fr. José Morillo, Fr. José Villalobos y Fr. Juan de Obeso.

    Al cabo de 13 o 14 años de enseñanza en el Colegio “San Andrés”, ya había profesores indígenas muy preparados. Se han conservado los nombres de los siguientes: Pedro Díaz, natural de Tanda; Juan Mitima, natural de Latacunga; Cristóbal Collaguazo, natural de Quito; Juan Oña, natural de Cotocollao; Diego Guaña, natural de Conocoto; Antonio Fernández, natural de Guangopolo, Cristóbal de Caranqui y Sancho (sin apellido) originarios de Pisullí.

    Fray Juan Cabezas de los Reyes, como Guardián y Comisario de la casa, bajo juramento testimoniaba el año de 1.568, que del Colegio “San Andrés” salieron cantores y tañedores que se extendieron desde Pasto hasta Cuenca, con sus iglesias y monasterios, entre muchas y diversas lenguas; y fueron ellos quienes al haber aprendido la lengua española, sirvieron no sólo de intérpretes a los predicadores para la enseñanza de la doctrina cristiana, sino de catequistas y hasta de verdaderos misioneros para convertir a sus parientes; así ayudaron al esparcimiento de la cristiandad y las buenas costumbres.

    A las aulas andresinas ingresaron numerosos alumnos, que con el paso del tiempo, se convirtieron en los maestros de las nuevas escuelas que abrieron en las Doctrinas los franciscanos, el clero secular y otras Órdenes Religiosas, logrando de esta manera la evangelización de los indígenas. Estas son las razones por las cuales el Real Colegio “San Andrés” se convirtió en un centro de ciencia, cultura y capacitación artesanal que dio origen, posteriormente, al surgimiento de LA ESCUELA QUITEÑA, cuyas obras constituyen, ahora, el tesoro más valioso de la ciudad, bautizada con el merecido título de “QUITO PATRIMONIO CULTURAL Y ARTISTICO DE LA HUMANIDAD”.

    El real Colegio de “San Andrés” se conservó por treinta años bajo la dirección de los frailes franciscanos, hasta que el 20 de Febrero de 1581 dejaron el mismo debido a la ausencia de los tres adalides de la enseñanza franciscana en la colonia: Fr. Jodocko Ricke que viajó a fundar el convento en Popayán; Fr. Francisco de Morales que fue nombrado Provincial en Lima y Fr. Juan Cabezas de los Reyes que viajó a Panamá.

    La Real Audiencia de Quito confió su dirección a los religiosos de San Agustín, quienes lo aceptaron y organizaron en su mismo convento dándole el nombre de Colegio de “San Nicolás de Tolentino”; Bajo la dirección de los agustinos se extinguió al cabo de poco tiempo debido a que escasearon los recursos económicos y al desgobierno de la Real Audiencia presidida por el anciano Don Pedro Vanegas del Cañaveral.

    Cumplida su misión cultural en 1.581, el Colegio “San Andrés” cerró sus puertas, hasta que en el año de 1949 Fr. Cristóbal Zambrano reinició su labor espiritual y académica. A él sigue una galería de Rectores, verdaderos maestros en la docencia que han impulsado en sus alumnos, docentes, administrativos y padres de familia el cultivo de los valores humanos, cristianos y franciscanos, en la búsqueda de la construcción de una nueva sociedad para el engrandecimiento de la Patria.